viernes, 29 de abril de 2011

Japón en sus manos

Un pilar fundamental de la educación japonesa es la identificación con la comunidad, especialmente en el trabajo, una lealtad que se traduce en disciplina y dedicación y que implica, en última instancia, el sacrificio por el bien del grupo.

El grupo, en este caso, lo forman los millones de personas que se verían expuestas a la radiación en caso de un colapso total de Fukushima Daiichi, y los sacrificados son 180 técnicos que hacen todo lo que pueden para refrigerar los reactores de la central. Forman la primera línea de defensa y han estado expuestos a radiaciones que pueden ser fatales para su salud.

Tepco, propietaria de la central, no ha revelado sus nombres ni sus condiciones de trabajo, ni cuántos minutos pueden estar expuestos a la radiación. Tampoco se sabe si estos operarios son voluntarios, aunque podemos suponer que sí. Es común en las centrales nucleares que los equipos de mantenimiento funcionen con una camaradería propia de un cuerpo de bomberos o una unidad militar de élite
.


Se sabe que trabajan a oscuras, con linternas. Su equipo consiste en monos blancos, guantes y capuchas que se ajustan al mono con anclajes que no son herméticos. Respiran oxígeno que cargan en botellas a la espalda. Su misión es bombear cientos de litros de agua de mar por minuto sobre los núcleos incandescentes de los reactores. La temperatura del núcleo alcanza los 2.000 grados. El agua se evapora de inmediato. No sólo no pueden mantener las barras de combustible sumergidas sino que tampoco pueden impedir las fugas de hidrógeno de los reactores. El hidrógeno, que explota en contacto con el aire. Las explosiones les han dado de lleno. Hay cinco muertos, dos desaparecidos y 22 heridos. Once lo fueron durante la explosión del reactor tres. Los que resultaron contaminados sienten náuseas, sufren diarreas e infecciones en la piel. Sus defensas caen en picado. Pueden desarrollar leucemia y otros cánceres.



Los llaman los liquidadores, y pueden morir, alcanzados por el polvo radioactivo que desprenden los reactores. Si fracasan, si los reactores llegan a fundirse, si se produce la fisión del núcleo y se rompe la vasija que los aísla- cómo se han empezado a romper las de los números uno y tres- miles de toneladas de polvo radioactivo alcanzarán la atmósfera y millones de japoneses estarán en peligro.

Noticia aparecida en La Vanguardia del 17 de marzo de 2011.

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