domingo, 7 de febrero de 2010

El arte del tatuaje

El otro día ojeando el periódico encontré un artículo muy interesante sobre una de las costumbres más características de la Yakuza: los tatuajes. He visto interesante dedicar un pequeño artículo aprovechando que, durante estos días se celebra una exposición sobre este arte en Tokio.

Desde finales del siglo XIX, viajeros de todo el mundo visitaron el país nipón para quedarse fascinados por un arte que apenas era conocido en Europa, el tatuaje. Escenas búdicas, carpas, dragones o motivos florales coloridos y voluptuosos cubrían los cuerpos de los japoneses con una precisión y exactitud difíciles de imaginar. Sin embargo, por aquel entonces el tatuaje ya se había convertido en un tabú para el japonés de a pie y el Gobierno Meiji, en 1872, prohibió los tatuajes para potenciar una imagen más civilizada del país a ojos occidentales.



Este arte milenario alcanzó en el período Edo sus mayores cotas expresivas impulsado, sobretodo, por la estética de los grabados ukyo-e y la vida de excesos y placeres surgida en los barrios de la capital. Poco a poco, pero, el tatuaje pasó a asociarse exclusivamente con la delincuencia, en parte porque tatuar a los convictos para estigmatizarlos había sido práctica común en el país (muchos se grababan dibujos para ocultar sus cicatrices carcelarias) y ante todo, por la costumbre llamativa que mantuvieron los miembros de los clanes yakuza.

Aunque la práctica fue legalizada otra vez después de la Segunda Guerra Mundial, el prejuicio ha sobrevivido desde entonces y es común que hoy en día, alguien con un tatuaje tenga prohibida la entrada en ciertos lugares cómo los baños o piscinas públicas en Japón. Aparentemente, la percepción empieza a cambiar y ahora es normal ver que un japonés o una japonesa se tatúe. Por el contrario, muchos miembros de bandas yakuza han dejado a un lado esta práctica para no llamar la atención y pasar desapercibidos.

Parece que el mundo del tatuaje empieza a salir del ostracismo tal y cómo demuestra la exposición fotográfica que se presenta estos días en la Vanilla Gallery de Tokio. Una muestra con 108 retratos en tinta firmados por Hiroshi III, uno de los artistas del tatuaje más representativos y conocidos del país del sol naciente.

Texto sacado de El País del día 5 de febrero

No hay comentarios:

Publicar un comentario