martes, 19 de enero de 2010

La mafia japonesa: La Ley Bôtaiho

En 1991 entraba en vigor la denominada Ley Bôtaihô. Los aspectos centrales de esta nueva norma jurídica residían en la forma de controlar a las nuevas organizaciones criminales a través de la Comisión Nacional de Seguridad Pública. En definitiva, como conseguir limitar y disminuir los actos violentos de la Yakuza y asistir a las víctimas. Se definía a la Yakuza como "un grupo en el cual existen riesgos de que sus miembros lleven a cabo de forma rutinaria actos ilegales y violentos". Se daban poderes legislativos a la Comisión y la potestad para dar el visto bueno a la creación de grupos yakuza. Una vez se designa el grupo, los miembros tendrán prohibido llevar a cabo actividades, que puedan llevar a la obtención de cualquier tipo de ventajas incluidas en el artículo 9: exigencias violentas.

A continuación algunas de las disposiciones del artículo 9.

1- Exigir donaciones por cualquier razón.
2- Exigir contratos de trabajo.
3- Exigir trabajar a aquellos dentro del territorio.
4- No pagar una deuda de forma parcial o total.
5- Exigir el abandono de un local por la fuerza.
6- Exigir compensaciones por daños y prejuicios.

Si algún miembro de una organización designada incurre en una de las exigencias marcadas por el artículo 9, la víctima podrá dirigirse a las autoridades y la Comisión Nacional de Seguridad Pública tendrá la capacidad de emitir una orden judicial en contra de la pertinente banda mafiosa. Si la Comisión sospecha que esta puede volver transgredir el artículo 9 podrá emitir un mandato de prohibición expresa. El incumplimiento del mandato podría tener consecuencias tales como condenas de un año de cárcel, multas de 1.000.000 millón de yenes, o la combinación de ambas.



La Ley Bôtaihô sufrió varias revisiones durante los siguientes años, donde se endureció, se hizo más estricta y consiguió reducir la fuerza de la Yakuza entre el período de 1989-2000. Disminuyó sobremanera el número de yakuza kôsei-in (bandas enteras de yakuza), se reestructuraron los grupos para intentar evadir las disposiciones marcadas por la ley, muchos miembros se jubilaron y muchos otros continuaron sus “negocios” de antes bajo la apariencia de organizaciones políticas. La Yakuza, a partir de este momento, tuvo que buscar nuevas formas de organización que le permitieran seguir ejerciendo el control en sus negocios de antes, pero siempre vigilando no saltarse las disposiciones de la Ley Bôtaihô.

Y hasta aquí los artículos dedicados a la mafia japonesa: la Yakuza.

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